¡Felicidades abuelo!

Hoy hace un año que publiqué la primera entrada de mi blog. Si me dicen que iba a llegar a un año no lo hubiera creído, pero uno puede llegar a sorprenderse a si mismo pasados los 40. La fuerza de los papasblogueros me acompaña…

Pero no va a ser una entrada de aniversario, al menos no el del blog. Hoy es el cumpleaños de mi padre. El cuarto sin él, así que he decidido dedicarle una entrada, ya que forma parte del origen de este blog o al menos de cómo entiendo yo la paternidad.

Hace unos días un amigo recordaba a mi padre y me decía: «He visto a pocas personas en mi vida con cara de buena gente y tu padre era uno de ellos». Y tiene razón. Ser padre con su ejemplo es relativamente fácil. Como la mayoría, formó una familia desde un esquema tradicional de padre trabajador y madre ama de casa pero nunca reprodujo los estereotipos típicos de su tiempo.

Si hablamos de colaborar en casa, mi padre me enseñó que la casa era de todos y para todos. Todos teníamos nuestro espacio, nuestros derechos y nuestras obligaciones. Era su obligación también cocinar, planchar, hacer la compra y era habitual verle haciéndolo los fines de semana.

Si hablamos de tiempo, hablaremos de tiempo de calidad. En el debate de cantidad o calidad yo siempre he dicho que lo mejor es poder tener las dos cosas, pero que ante la duda, por pura probabilidad, cuanto más tiempo más posibilidades hay de que haya mayor tiempo de calidad. La falta de tiempo no asegura que el poco que se tiene sea de calidad. Eso sin entrar en un segundo debate… ¿Qué es calidad? Seguro que el concepto calidad es distinto en cada caso. Yo no pude elegir y él tampoco. Cantidad no teníamos, trabajaba mañana y tarde, pero nunca tuve la sensación de tener un padre ausente. Siempre estaba al tanto de todo lo que ocurría y aprovechaba los pocos ratos que tenia para solucionar un determinado problema o hablar con nosotros. Imagino que parte del mérito era de mi madre como informadora. Recuerdo con cariño estar despierto hasta que llegaba por la noche para recibir el beso que creía que nos daba cuando estábamos dormidos. Yo lo hago a veces con mi hija. Tengo la suerte de poder pasar las tardes con ella y poder acostarla y darle un beso de buenas noches. Aun así, alguna noche repito cuando me voy a la cama o me levanto. Si alguna vez lo siente seguro que lo recordara. Eso, para mi, es calidad.

Si hablamos de su manera de educar, solo puedo hablar de confianza. Esta semana se ha debatido mucho sobre la efectividad de los cachetes para conseguir una determinada conducta o solucionar alguna situación critica. No juzgo si un cachete a tiempo puede llegar a ser efectivo o no. Yo de momento no lo he hecho. Personalmente, creo que con mi hija no funcionaria. Quizá también es lo que me enseñó mi padre. En mi casa ni cachetes, ni zapatilla, ni cinturón ni nada parecido. Él siempre decía: “Si tu lo crees, yo confío en ti”, “Si quieres hacerlo, yo confío en ti”, “Confío en que recogerás más tarde”, “Confío en que vendrás pronto”, “Confío en que estás estudiando”, “Confío en que ya has estudiado”… no se como podía confiar tanto. Lo que tenía claro desde muy pequeño es que no podía jugar con su confianza. Perderla era inaceptable. A veces tengo la sensación de que así siempre se salía con la suya. Otras veces tengo la sensación de que me ayudo mucho a crecer y madurar.

Era un padre de esos que mostraba sus emociones, al menos una parte. Lloraba, sí, pero nunca de tristeza. Yo siempre le digo a mi hija que el abuelo solo lloraba de alegría y que cuando nació ella lloró como nunca. Desde que él no esta yo lloro mucho más.  Una gran herencia.

En una ocasión, recién operado y a punto de nacer mi hija, le pregunté que iba a hacer cuando fuera abuelo y me dijo: Quererla mucho y verla todo lo que pueda. No pudo disfrutar muchos años de su nieta, pero su huella sigue estando muy presente en ella, sobre todo el día de su cumple. Mi hija no podía tolerar que no tuviera regalo el día de su cumpleaños así que desde que no está soltamos un globo dedicado para que pueda leer una felicitación. Fue idea suya y la verdad es que se ha convertido en una bonita tradición. Hoy no ha podido ser, pero mañana soltaremos de nuevo un globo que dirá: ¡Felicidades abuelo!

Firmado: Papá nostálgico

2 comentarios en “¡Felicidades abuelo!

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